Subasta 688, Lote # 4 CARLOS MÉRIDA Sin título Firmado. Gouache y tinta sobre papel. Agradecemos a Galería Arvil por la verificación de procedencia de esta obra, septiembre de 2013. Con etiqueta de la Galería Arvil. Presenta ligeros detalles de conservación. Carlos Mérida unió el destino de su vida -su pintura- al patrimonio artístico de México. Antes de los veinte años llegó a París, en la época de la pintura de los fauves. A su vuelta inició en Guatemala sus trabajos de pintura americana, basada en temas folklóricos. Es el caso estrafalario del americano que regresó americano a América, después de larga permanencia en Europa. Fue su preocupación única desarrollar un arte nacional, expresar el ambiente en que vivió su niñez. No era de poca significación tal esfuerzo en un medio que desconocía, en lo absoluto, toda preocupación artística. Cuando Mérida llegó a México en 1919, encontró un campo más propicio pero sin ninguna unidad. Su obra se sostenía por su intención, planteaba el problema de la pintura americana, y, si no ofrecía una solución acabada, renovaba la actualidad permanente del problema. A partir de la década de los 30, en la obra de Mérida domina la sensibilidad a sus cualidades intelectuales. Fina sensibilidad plástica que se expresa de refinada manera en unas cuantas líneas, unas cuantas manchas inevitables. Ha reducido la pintura a lo esencial. Véase: CARDOZA Y ARAGÓN, Luis. "Carlos Mérida. Color y Forma". México. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Ediciones ERA, 1992. pp. 31-33. 19 x 25 cm Estimado $160,000-200,000
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