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Subasta 0015L, Lote # 33 CABECERA DE CAMA
México, finales del siglo XIX
Madera tallada entintada con aplicaciones de herrería en bisagras laterales y cerrojo
Esta cabecera originalmente fue una puerta a dos hojas. Decorada con rosetones, motivos orgánicos, boleados, hojas de acanto y molduras. Al anverso con alma de molduras lisas y estampas adheridas de Nuestra Señora de Guadalupe y de San Francisco Asís.
De la colección y uso personal de Chucho Reyes. Cabecera de cama de la que fue su recámara.
Con certificado de autenticidad del Sr. Rodrigo Rivero Lake.
La casa de Chucho Reyes era considerada hermosa, una experiencia mexicana, con un patio central lleno de enredaderas y los cuartos estaban decorados son su arte y antigüedades. En el centro del jardín se enmarcaba un lugar para su trabajo e inspiración personal. Juan Soriano, amigos suyo, contaba que fue Chucho Reyes una de las personas que más lo marcó, pues la vida en su taller era sumamente agradable, además fue un extraordinario maestro siendo su mejor escuela el haber convivido con él, con sus amigos y familia. Paul Westheim, crítico de arte y amigo cercano de Chucho reyes, recordaba la casa, así: "Cuando entramos en su casa de Milán, estremecida de sol a sol por el ruido de los coches y camiones, y cuando se ha cerrado tras nosotros el pesado portón colonial, nos creíamos trasladados a otro mundo. En todas partes, en el zaguán, en el patio, con vegetación tupida y flores, en las escaleras, en los cuartos, en todos los lugares de esa casa encantada había, colgadas, acostadas y, sobre todo, revueltas, cosas y costitas encantadoras, originales o simplemente simpáticas. Obras y objetos creados alguna vez en alguna parte de México: arte prehispánico, arte colonial, arte moderno y arte popular de ayer y de siempre. Cristos e ídolos y santos, cerámicas, objetos de vidrio, de paja, de marfil, juguetes y coronas de espinas y flores de papel. Centenares de cuadros y objetos armoniosamente reunidos. Objetos en que la fantasía artística del mexicano plasmó poéticamente. Una jungla. No era un museo, tampoco propiamente una colección, era una jauja, un paraíso de la imaginación artística. Y era el ambiente adecuado, el único verosímil, para ese hechicero".
Fuente consultada: KASSNER, Lily. Chucho Reyes. México. Editorial RM, México MMI, 2001, Pág. 53.
167 x 166 cm
Estimado $65,000-70,000
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