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Subasta 787B, Lote # 11 EUGENIO LUCAS VELÁZQUEZ (MADRID, 1817-1870)
CORRIDA DE TOROS Y AUTO DE FE DE LA INQUISICIÓN (COPIA DE ORIGINALES DE FRANCISCO DE GOYA), CA. 1845-1850.
Óleo sobre lienzo, 45 x 74 cm / 45.5 x 73 cm
Procedencia:
Don Joaquín Roas Castro, coleccionista de Badajoz.
Colección privada, España.
Adquirido en Christie´s Casa de Subastas en 2015.
Colnaghi, Londres 2016.
Exposición:
Sevilla, Exposición Iberoamericana, 12 de octubre de 1928, no. 987.
Piezas: 2.
Eugenio Lucas Velázquez fue uno de los más conspicuos admiradores de Goya, seguidor de su manera de pintar abocetada y que, copió y se inspiró en obras del maestro aragonés para sus propias obras. Fue a comienzos de la década de 1840 cuando, tras una formación artística de la que se sabe muy poco, comenzó a pintar con cierta continuidad. Sus obras firmadas más antiguas son de 1842, y en ellas todavía se aprecia un estilo seco y envarado, con un dibujo vacilante. En esos años fue consolidado su personal manera de pintar abocetada, adquirida mediante la copia de borrones y bocetos de Goya, y mediante la imitación de los modos pictóricos de Fuendetodos, que pronto adaptó a su peculiar sensibilidad en cuadritos costumbristas del ambiente popular madrileño, de bandoleros, de tabernas, de toros y toreros, sin despreciar el paisaje, que también practicó.
Los originales que Lucas copia los pintó Goya sobre tabla y son de dimensiones ligeramente más reducidas. Sobre su datación no hay unanimidad de los estudiosos, proponiéndose fecha, preferentemente entre 1810 y 1819. Los cuatro cuadritos que forman la serie los mantuvo Goya en su propiedad. En el inventario que se hizo en 1828, tras la muerte de Goya, aparecen relacionados como "Quatro cuadritos fiestas y costumbres". Después serían adquiridos por Manuel García de la Prada, rico comerciante y hombre de negocios afrancesado, al que había retratado Goya años antes y que había sido corregidor de la villa de Madrid durante el reinado de José I Bonaparte. García de la Prada, por su testamento, hecho en Madrid el 17 de enero de 1836, legó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando los cuatro cuadritos más el Entierro de la sardina.
Eugenio Lucas quiso ser muy exacto en sus copias e imitar con la máxima fidelidad las maneras de dar las pinceladas, grafismos y toques de luz de Goya, pero, evidentemente, aun haciéndolo con indudable pericia y calidad, no alcanzó a trasponer los toques y efectos tan personales del maestro aragonés. Las pinceladas que Lucas aplica son algo menos finas que las de Goya; las trasparencias que éste consigue, superponiendo ligerísimas capas de pintura no están en las copias de Lucas, que aplica los colores con más densidad. Asimismo, los efectos de iluminación y los contrastes claroscurales están menos marizados en las copias que en los originales de Goya, más sutil y gradual. Por último, el colorido es de entonación más contundente, los ocres son más acusados y rojizos en las copias de Lucas, y los negros más profundos.
Estas dos copias de Eugenio Lucas fueron expuestas en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1928-1929, con una correcta atribución a "Lucas (padre)", cuando eran propiedad de Don Joaquín Roas Castro, coleccionista de Badajoz, tal como consta en las etiquetas pegadas en la parte posterior de ambos cuadros. De cualquier forma, Eugenio Lucas Velázquez demostró con estas copias de juventud que sabía captar la fuerza expresiva y los efectos plásticos de Goya, convirtiéndose en el más importante de los continuadores de la "veta brava" goyesca con una producción que le distinguirían de otros pintores de mediados del siglo XIX.
Estimado US$ 10,000-15,000
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